En navidad, con el nacimiento de Jesús celebramos también el nacimiento de Dios en nuestro corazón. Si Dios no nace en nosotros mismos. Angelus Silesius lo expresaba de este modo: “Si mil veces nace Cristo en Belén y no en ti, seguirás eternamente perdido”. 

Para el maestro Eckart, el nacimiento de Dios se realiza así: “El nacimiento de Dios se acontece en la esencia más íntima del alma, en las chispita de la razón. Allí tiene que ser, en lo más puro, noble y delicado que el alma puede ofrecer: en ese silencio profundo hasta el que nunca llegó criatura ni imagen alguna”

En ese ámbito de puro silencio, al que no afecta ni el ruido del mundo ni los numerosos pensamientos y emociones que se apoderan constantemente de nosotros, quiere Dios nacer en nosotros. Entonces nuestra vida se hará verdaderamente nueva, íntegra y luminosa.

Fuente: Fernando Teseyra, ssp