¿POR QUÉ LA NAVIDAD ES JESÚS?
Gracias a estas fiestas navideñas, podemos meditar realmente de dónde venimos, qué debería ser de nuestra vida, la Navidad nos ayuda a ver la vida con ojos nuevos, porque Navidad es Jesús. Por ello le damos a conocer unas pequeñas reflexiones para que vivas un mejor ambiente navideño.
Un encuentro con los demás, es un encuentro contigo mismo. Cada encuentro con una persona es una aventura. Dios viene cada instante, y con esa persona llama a nuestra puerta. Si estás en contacto contigo mismo, podrás oír dichos golpes y dejarle entrar. A sí, te encontrarás en el fundamento de tu alegría.
Estad vigilantes. No te dejes agitar por la fiebre del consumo. La atención y la vigilancia te enseñarán cuál es el mensaje propio de la Navidad. Vigilar significa estar vivito y coleando, además es aquel que no se deja dominar por la agitación. Quién vigila está abierto, libre y es sensible al misterio de Dios.
Más que un simple regalo. Hoy muchas personas ya no tienen sed de recibir dulces, vino, electrodomésticos. Pero todos tenemos sed de amor, de atención, de aprecio. Hoy la gente quiere un regalo que sea expresión de amor. Sin en un regalo pongo mi corazón, entonces le llega al otro y sacia su sed.
Prepara tu corazón. El desierto es una imagen de la soledad, el abandono, la falta de sentido, la carencia de relación y el vacío. Para poder prepararnos en esta navidad, primero debemos salir de ese desierto. Y es en el desierto de nuestro corazón donde quiere venir Dios, y no en las avenidas de nuestro éxito y nuestros logros.
Que respire tu interior. La gente se agolpa en las tiendas para hacer sus compras navideñas. Pero quien vive ajetreado no cuida de sí mismo, no permite que su alma respire. Debes detenerte y percibe lo que hay dentro de ti. Escucha los gritos de tu corazón y sacia tu hambre interior: eso es más profunda que todas las decepciones, frustraciones y todas las prisas desesperantes.
No olvidemos que Dios nos ha hecho el verdadero regalo de Navidad: Nos ha regalado a su Hijo, nos ha honrado con él y ha restaurado en él nuestro resplandor originario y nuestra belleza divina. ¡Feliz Navidad!